La edad no perdona

Desde hace unos días, nuestro abuelete Gosín no puede caminar con normalidad.
Tal como os comenté en la entrada anterior creíamos que podría tratarse de artrosis, al menos es lo que apuntó el veterinario en la última visita, aunque eso fue antes de las crisis tan agudas que sufrió la semana pasada. Con el tratamiento ha estado haciendo vida más o menos normal, pero seguía cojeando bastante, así que el sábado le llevamos de nuevo a revisión, allí le hicieron nuevas RX y aprovechando que hubo que sedarle (el peque se pone muy nervioso en el vete, ya cuesta sujetarle en condiciones normales, aún más si le duele), pedimos también una analítica completa para asegurarnos que todo estaba bien.

Afortunadamente en la analítica todo estaba correcto, fue la RX la que dio con el fondo de la cuestión; nuestro abuelete tiene una hernia discal, por este motivo cojea de su patita trasera y siente ese dolor tan agudo, el pobre tenía todas las papeletas: cuerpo alargado con patitas cortas y la edad.
Además nos encontramos con algo sorprendente, una fijación justamente en la patita que cojea, al pobre debieron atropellarle en su día y le operaron, lo cual reafirma aún más mi sospecha de que fue abandonado, ¿quizás uno de esos casos de persona mayor fallecida, cuyo compañero peludo termina en la calle?
Nunca lo sabremos, así que mejor no pensar demasiado en ello, que ya han pasado muchos años y el pasado, pasado está.

Volviendo a lo que nos preocupa.
Hoy nuestro abuelete se encuentra algo mejor, después de pasar un fin de semana bastante malo, porque entre el estrés y que estuvieron manipulándole para hacer las pruebas, ha estado muy dolorido.
Por suerte, estos días de reposo, junto al tratamiento, le han servido de ayuda.
Para aliviarle un poquito más, esta mañana he pedido una cama ortopedica, que espero no se demore demasiado en llegar y sobretodo que le funcione, porque es horrible la impotencia de verlo quejarse y no poder hacer nada.






Comentarios