El ambulatorio en casa

Como ya os he comentado en alguna ocasión, al tener tantos pequeñines, es fácil encontrarse frecuentemente con algún problema de salud que requiera cuidados extra o incluso atención veterinaria.
Otra cosa que todos sabemos de sobra, es que los problemas, en este caso de salud, nunca vienen solos.
Y así andamos desde hace ya unas semanitas, inmersos en una racha de malestares varios que espero nos abandone pronto y no regrese en una larga temporada.

La historia empezó antes de Navidad, cuando de repente, la casi totalidad de los gaticos fueron mostrando cuadros de gastritis, diarreas, vómitos e incluso tuvimos que tratar a nuestro Mau, que en sus 8 años no había tenido más problemas que la gingivitis crónica que padece, de una fisura anal consecuencia de tanta descomposición.

Al principio crees que es algo puntual, cuando van aumentando los afectados ya piensas en un virus, pero siguen pasando los días, el tratamiento no hace efecto y así, hasta que un día se enciende la bombilla... ¿será cosa del pienso? Pues sí amig@s!
Después de tres meses comiendo pienso sin cereales, que es cierto, ya les había soltado un poco el estómago durante los primeros días, incluso haciendo el cambio gradualmente; pero tras el periodo de transición lo habían estado comiendo estupendamente e incluso Merlín había mejorado de sus problemas de alergia desde que lo comían. Pues de repente les sentaba fatal y cuando digo fatal, hablo de 30 gatos con diarreas y/o vómitos, que se han ido solucionando conforme han vuelto a su anterior pienso.
Y es que muchas veces, en nuestro afán por darles siempre lo mejor, nos equivocamos, en este caso estaba contenta por haber mejorado la calidad de su comida, dándoles un pienso sin cereales, que se supone es lo ideal para ellos, pero parece que sus estómagos no opinan lo mismo y como lo principal es su bienestar, pues no hay más que hablar, volvemos al pienso anterior que también es bueno y les va bien.

Como si se tratara de un chiste, una vez solucionados los problemas gastrointestinales, me encuentro con un Merlín algo apagado, como siempre que les noto bajos de animo, empiezo ha controlarle un poco más de cerca y es cuando le veo acudir al arenero y salir al rato sin hacer nada... no podía creerlo, después de tantas diarreas ahora estaba estreñido???

De inmediato una bolsita de su malta preferida, masajes en el estomago y... nada, por la noche un poquito de aceite de oliva, más masajes y nada, a la mañana siguiente el arenero continúa limpio, así que llamada al veterinario que además de lo que ya estaba haciendo, me recomienda darle lactulosa (1ml por kilo) cada 8 horas. Me preparo para la lucha, porque Merlinete es el típico gato que aún siendo un trozo de pan, no hay manera de darle nada por boca, pero esta vez, se portó de maravilla y menos mal porque después de la segunda toma al fin pudo ir al aseo y volver a la normalidad :-)

Y así llegamos a esta semana, que ha sido un auténtico no parar: con Machi sufriendo otra vez los síntomas de la estomatitis y por otro lado, un concierto casi continuo de estornudos y mocos, ya que buena parte de los peques de la guardería (y yo misma), hemos cogido uno de esos resfriados tan habituales en esta época, aunque molesto no ha sido demasiado fuerte, ya que ha excepción de Mango, Fresa y Leia, que sí han necesitado de mucolítico y colirio durante casi toda la semana, el resto se han recuperado por sí mismos en un par de días, con la única ayuda de un complejo vitaminico.

algunos de los enfermitos esperando su dosis de vitaminas
Día 2: concierto de estornudos y congestión

Día 4: Mucho mejor :-)

Como colofón a tanto malestar, el viernes tuvimos que llevar a Derek al veterinario, aunque de ánimo estaba normal, le ví entrar en varias ocasiones al arenero, estar un rato en postura de hacer pís y salir sin lograrlo, en este caso no quise esperar ha tenerlo en observación ni tan siquiera un día, ya que aunque es muy joven (pronto cumplirá 3 años), una obstrucción urinaria puede presentarse a cualquier edad y es algo realmente grave que puede incluso acabar con la vida de nuestro gato en un par de días; así que prefiero pecar de alarmista, antes que lamentar.
Por suerte, no había obstrucción, así que todo se solucionó con antibiótico y dieta de pienso urinario para eliminar y evitar la formación de arenilla.

Espero que a partir de ahora tengamos un pequeño respiro y poder hablaros de cosas más agradables. Aunque me gustaría que sacaseis algo útil de todo este relato, los animales, especialmente los gatos, saben ocultar muy bien cuando están enfermos, por eso es importante estar siempre atentos a cualquier cambio de conducta y consultar lo antes posible con nuestro veterinario, especialmente si se muestran apáticos, pasan mucho tiempo escondidos, hacen sus necesidades fuera del arenero, dejan de comer, beber...  porque un pequeño problema, puede volverse grave en cuestión de días.

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